MARINA PIPI YALOUR, bartender, Campari

La mujer que revoluciona la coctelería

Se llama Marina Pipi Yalour, es cordobesa y pateó el tablero de la coctelería en nuestro país: un club de varones donde las mujeres tienen que pedir permiso. Habló con QUERIDAS sobre cómo pasó de las Ciencias de la Educación a la coctelería, los prejuicios de su familia, su lucha en un universo tan machista y por qué arma equipos de trabajo de mujeres. Conocela.

Se llama Marina Pipi Yalour, es cordobesa y pateó el tablero de la coctelería en nuestro país: un club de varones donde las mujeres tienen que pedir permiso. Habló con QUERIDAS sobre cómo pasó de las Ciencias de la Educación a la coctelería, los prejuicios de su familia, su lucha en un universo tan machista y por qué arma equipos de trabajo de mujeres. Conocela.

Estudió Ciencias de la Educación y pensaba dedicarse al mundo académico. Pero la necesidad de trabajar le torció el rumbo. Consiguió un trabajo temporario tras la barra de un bar, con cero experiencia en noche y tragos, y casi como un experimento antropológico hoy es una de las bartenders mujeres más reconocidas del país.

Pasó por alto las palabras prejuiciosas de su familia, en especial las de su papá, y les demostró dos cuestiones: que la existencia es movimiento y el prejuicio es límite, por un lado, y que no hay oficios masculinos. Marina “Pipi” Yalour es la primera mujer bartender representante de la Argentina en el mundo para una de las marcas más importante de la coctelería.

Marina-Pipi-Yalour-bartender-Campari-embajadora

“Soy la más chica de mi familia. Mi viejo es hijo de peón de campo y ahora ingeniero. No podía entender que haya estudiado una carrera universitaria y que después haga un trabajo sin capacitarme, un trabajo de noche, con alcohol. No confió. Después de mi viaje a Italia, de que me nombraran Embajadora argentina de una marca como Campari, le dije: ¿viste a los lugares que me lleva mi trabajo?, ¿viste que podía?”.

Pipi Yalour también tuvo que cerrarles la boca a quienes creían que las barras y los cócteles eran propiedad de los varones.

Siete años atrás había más prejuicios sobre una mujer tras una barra. ¿Cómo los enfrentaste?

Yo era chica, al principio no me lo pregunté. Después empecé a ver que éramos muy pocas mujeres, nos daban los peores horarios, no confiaban en nuestra capacidad. Cuando me di cuenta, empecé a lucharla.  Las mujeres que trabajamos en coctelería tenemos que capacitarnos más para justificar estar en determinado puesto. Cada vez que aparece una mujer detrás de una barra, la pregunta es: “¿y ésta de dónde salió?, ¿tiene algo que ver con el dueño?”. Si un varón no funciona, se cambia de trabajo y listo. Si una mujer no funciona detrás de una barra, el comentario es “no funciona porque es mujer, las mujeres son más problemáticas”.

Sos Embajadora de Campari en el mundo: ¿es una manera de legitimar tu trabajo, más allá del género?

Sí, claro. Es demostrar que, finalmente, yo no estaba acomodada, que trabajaba de verdad. Es reconocer mi trabajo de estos siete años. Soy la primera embajadora mujer de la Argentina ante el mundo. En otros países hay más, acá yo soy la única, la primera de las que vendrán. Es un gran paso que Campari haya elegido a una mujer. Ya no se puede mirar para otro lado.

Cerraste la boca de los que decían que la coctelería es cosa de varones.

Exacto.

Pipi-Yalour-bartender-Campari-embajadora

¿Cómo reaccionan los hombres cuando hay una mujer a cargo de la coctelería?

En el mundo de la coctelería nadie dice que es machista. Es en voz baja. Creen que entre los hombres se manejan mejor, mejor sin nosotras. Necesitamos a mujeres que hagan fuerza. Yo tengo mucha fuerza, y creo que la coctelería no es un club de varones, no debería serlo, eso es muy primitivo. Los varones tienen que reflexionar, ponerse a pensar si intencionalmente están construyendo un ambiente hostil para la mujer en el trabajo.

¿Cómo tiene que moverse la mujer en el club masculino de la coctelería?

Tenemos que pelear más fuerte que los hombres. Demostrar nuestra capacidad. Yo trato de contratar a mujeres, armar equipos de mujeres para cambiar el ambiente. Si esperamos que los hombres lo hagan, vamos a seguir esperando. Además, con una colega cordobesa creamos un blog: Chicas barra, sobre coctelería. Un cuaderno de anotaciones con nuestros aprendizajes, un espacio para que otras mujeres se sumen, escriban, para que estrechemos lazos entre chicas.

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