Nos queremos vivas

Vivas y libres. Vivas y sin miedo. Una nueva movilización feminista pisó fuerte las calles de la Argentina. Y se conoció el informe de la Oficina de la Mujer, de la Corte Suprema: la tasa de femicidios no baja, crece.

Nos están matando.

“Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… Mujeres, todas, bah…  ¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando”. Así nació el movimiento NiUnaMenos. Era la voz (o el texto) de la periodista Marcela Ojeda que explotó y publicó ese comentario en su cuenta de Twitter. Era el 11 de mayo de 2015. Fue el posteo que generó un movimiento de mujeres en la Argentina y el mundo para decirle basta a la violencia machista.

Ese verano habían asesinado brutalmente a Lola Chomnalez, una adolescente argentina de 15 años que había salido a caminar por una playa en Uruguay. Pocos meses después, violaban y asesinaban a Ángeles Rawson y a Chiara Pérez, la chica de 14 años a quien su novio mató y enterró en el patio de la casa de sus abuelos. Tres femicidios del horror, cuando todavía se hablaba de crímenes pasionales.

Nos están matando.

Esas tres palabras se transformaron en otras tres: Ni Una Menos. Y salimos a la calle a gritarlas.

Y gritamos otras tres palabras más: Vivas nos queremos.

Vivas y libres. Vivas y caminando por las calles sin miedo. Vivas y fuertes. Vivas y con justicia que tenga mirada de género. Vivas y dueñas de nuestros cuerpos. Vivas y diversas.

Estamos más fuertes, sí. Nos sabemos un actor social que hoy se escucha. Nuestros reclamos ahora están escritos en la agenda política. Descubrimos la sororidad y cruzamos fronteras.

Caminamos por las avenidas debajo de carteles, bajo el sonido de los bombos, nos pintamos de verde y nos hacemos más fuertes. Cada marcha más fuertes. El aire de las calles se nos mete adentro y flotamos por Avenida de Mayo.

Ahí en las calles no hay dudas: el patriarcado, junto con la violencia machista -su hija predilecta-, se derriten. Se hace brea que queda pegada y muerta sobre el pavimento. Y la pisamos.

Lo dijo ayer Ingrid Beck: “El NiUnaMenos representa un hito en la historia. Cosechó una siembra que situó a las mujeres en la calle. Un nuevo actor político al cual ahora se le presta atención”.

Sí. Pero nos siguen matando.

Las cifras de femicidios no bajan.

– 278 femicidios en 2018.

– En el 83 por ciento de los casos existía un vínculo previo con los femicidas.

– 56 por ciento de los femicidios fueron cometidos por parejas o ex parejas de las víctimas.

– 66 por ciento de los hechos ocurrieron en el hogar de la víctima, donde tenían a cargo un total de 202 niños, niñas y adolescentes.

– 42 por ciento de las mujeres convivía con sus victimarios.

– El principal escenario del delito fue el hogar (66 por ciento).

– 83 por ciento de los femicidios se produjo en contextos de violencia doméstica, y en al menos 23 femicidios se constató violencia sexual, que en algunos casos provocaron la muerte.

– 21,8 por ciento de los atacantes se suicidó después de cometer el femicidio.

“Estamos acá para decir basta de violencia económica, sexista, racista y clasista contra las mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries, gordes e intersex; de la clase trabajadora; ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular.  Los feminismos tenemos que ser resistencia y alternativa”, fue parte del documento que se leyó en medio de los bombos.

Somos resistencia y alternativa. Y ya no nos callamos más.

(Fotos: Laura Rivas)

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